Traigo el corazón profundamente roto,
aunque no es la primera vez que pasa
este día se enoviaron mis padres
pero aquello no me da esperanza
más bien es un mal augurio
bañado en balas de plata
ellos quienes se encargaron
de ser los primeros en romperme
en una mágica y teatral miseria
antagonista de mi propia tragedia
ellos maldijeron la fecha
que te vende la falacia del amor
cuando el panorama es desolador
desollador
la tortuosa realidad
en que no existe
un mundo rosa
entre la niebla y la pena
noche de incertidumbre llena
nos venden la esperanza
cruel para las monstruas
que vivimos con el corazón desfigurado
y andar distraido y extraño
empapadas de lagrimas y gritos
festejamos día a día a los ritos
y demás crueldades
como el concepto de familia
la robada humanidad
de nuestros pechos decadentes
que se consuelan al rezarle
a la castigadora culpa
cruel es lo escondida y adornada
que esta la muerte
la violencia de habitar
entre los muros estrechos
de otros saberes ya deshechos
apagados de derechos
con la enjaulada creencia
de mantenernos pobres y huecos
de belleza sedientos
con temor al negro
odiando otros espectros
y fantasmas de colores
sin poder aceptar que la sinfonía de la vida
esta compuesta de sinsabores
y no de ese rosa que no combina
con el corazón desfigurado
de las mounstras con andar extraño
ellas prefieren el rojo
rojo que grita apasionado
rojo sangre
rojo desesperado
que rasguña las pupilas
asi como el pinche rosa
les descoce las heridas
que se lamen en soledad
aullándole a la Luna
y ante su luz les crecen
las garras y colmillos afilados
para defenderse del temor
de amenazas inexistentes
y otros mounstros reales o inventados
para no morir de dolor.