Tu violencia despertaba mis fantasmas. No es posible amar y confiar ni desnudar el alma mientras sangran las heridas entre monstruos sin cabeza. Mi única condición siempre fue que nunca me lastimaras pero supiste muy bien donde clavar la daga cada que mis defensas bajaba. El viaje se acabo mi vida entera se destruyó junto con nuestra odisea, no supimos como derrotar al cíclope. La soledad me reclamó y entre estas dulces notas que se amargan al lamer mis dedos lloro de pasado mis pupilas se acurrucan en el vertiginoso espacio en que no existe nada. Muerto esta muerto todo ese amor que nos vio reír y bailar. Tu lo mataste. El agua fría me recuerda que fui tuya hasta que sentí las espinas de tu piel, no queda más que agonía en esta sinfonía de gritos y suspiros malditos de los silencios que callaste. Mis poros doloridos de tus palabras punzantes exigen una piel nueva en la cual renacer en la cual ser las alas crecer sentir merecer algo má