Les comparto mi ilustración para la iniciativa "La ciudad es nuestra" un grupo de ilustradoras, que han decidido levantar la voz, de la manera como saben hacerlo: dibujando.
Desde muy temprana edad me enseñaron a temerle a la calle, más incluso que a muchas otras mujeres. No me enseñaron a ser valiente ni libre, me enseñaron a tener miedo. Junto con eso viví otros abusos, que dejaron en mi profundas inseguridades que confirmaban lo que ya creía saber, no se puede confiar en nada, en nadie, ni siquiera en mi misma. Fue hasta después que busque esa confianza y me rebelé al miedo, me di cuenta que muchos de esos miedos eran reales, latentes, que te pueden tocar, pero que muchos de ellos son producidos por la mente. También me he dado cuenta que la libertad es mas interna que externa, y que solo rompiendo esas cadenas mentales es como se puede aprender a disfrutar, abrir tus alas y florecer aún en los momentos y ambientes más hostiles, no existe el "momento perfecto". La ciudad ahora es mi amiga, a veces la veo como una enorme madre bestial en la que habitamos, con las calles como venas y las luces de los autos cual sangre que le da vida. Basta con caminar por calzada de Tlalpan durante la noche para sentir todo su caos vibrando dentro de ti, y a la vez sentirte protegida dentro de ese caos, en una calidez vertiginosa, que también te regala momentos surreales como ver a un niño paseando su pato 😆.
Amo mi ciudad, amo subirme al metro con todo y sus apretados e incomodos momentos, hay cierta magia grotesca ahí dentro, es curioso como las personas se aferran a su individualidad aún y cuando, estando dentro con más de 1000 personas, se pierde por completo. Amo cada parque que me regala un pedacito de verde, que me ha abrazado en momentos difíciles y ha sido un pequeño oasis en la paz y el insomnio. Amo cada museo que he visitado y me ha devuelto el color y la pasión por seguir en el camino de la creación en esos momentos en que me he sentido atrapada por la monotonía y envuelta en su color gris.
Amo esos instantes mágicos en los que me he encontrado con algún artista que hace de la calle su escenario, como si se tratara de una ensoñación, escuchando la música a la distancia, tienen un lugar especial en mi corazón cada que un@ violinista, cirquero, cantante, bailarín, trio, baterista, guitarrista y una larga lista, han pulido la rutina con sus interpretaciones, a las que nunca olvido aplaudir. Esto último es en parte lo que inspiro esta obra, siento que hay mucha valentía y vulnerabilidad en tomar la calle y hacerla tuya mediante el arte, conectando con transeúntes que pueden odiarte o amarte, pero que al final lo único que importa es que es tuyo ese momento, ese espacio de banqueta. Así quiero que tomemos nuestro lugar en la calle, como muchos lo hacen a través del arte, en nuestro caso al ilustrar y caminar en ella, con esa seguridad, fuerza, flexibilidad. Por que la calle es nuestra, la ciudad es nuestra. Y así como sin duda hay violencia, también se pierden otra clase de momentos y conexiones encerrándonos en el miedo.
Les dejo algunas de las obras hechas por otras talentosas colegas:
Ilustración por Mancilla Anxelli
Ilustración por Vannesa Cortés Ilustradora
Ilustración por Yad Studio
Seguro se quedaron con ganas de ver más. Sigan La ciudad es nuestra aquí
Les dejo también el link de la convocatoria para que participen aquí.
Gracias por leer.
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