Tu violencia despertaba mis fantasmas.
No es posible amar y confiar
ni desnudar el alma
mientras sangran las heridas
entre monstruos sin cabeza.
Mi única condición siempre fue
que nunca me lastimaras
pero supiste muy bien donde clavar la daga
cada que mis defensas bajaba.
El viaje se acabo
mi vida entera se destruyó
junto con nuestra odisea,
no supimos como derrotar al cíclope.
La soledad me reclamó
y entre estas dulces notas
que se amargan al lamer mis dedos
lloro de pasado
mis pupilas se acurrucan
en el vertiginoso espacio
en que no existe nada.
Muerto
esta muerto
todo ese amor que nos vio reír
y bailar.
Tu lo mataste.
El agua fría me recuerda
que fui tuya hasta que sentí
las espinas de tu piel,
no queda más que agonía
en esta sinfonía de gritos
y suspiros malditos
de los silencios que callaste.
Mis poros doloridos
de tus palabras punzantes
exigen una piel nueva
en la cual renacer
en la cual ser
las alas crecer
sentir merecer
algo más que esto
algo que eleve
este corazón sin hogar
sin lugar donde descansar
sin familia.
Se integran tus recuerdos
a la negrura de mi decepción
colección de ayeres
rostros confusos que no se han ido del todo
emociones podridas
lejos de tus abrazos
y tu lengua aguijón.
Me fui de casa
de caza
cortaste las cabezas con mi desesperanza
dejé de arrastrarme
junto a ti
y con mis ruinas construí una choza nueva
llena de color y lava.
Me encuentro
un poco perdida pero con vida
vida buena
sangre nueva
alma libre
que aunque sufre
sabe como luchar.
Selket Yhay
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