No soy esta fachada fuerte Sigo profundamente rota. Sigo profundamente rota y herida de muerte. Mi cuerpo no puede a veces pero mi espíritu si. Me duele todo me duele mi madre y me muestro así sangrante y doliente. Me duele vivir si me duele pero sigo aquí resiliente sigo caminando y solo las noches en que la luna me lleva a las profundidades del abismo saben lo desgarrador que fue perderte. Hay algo de instintivo en llorar tu muerte, en el duelo, los ciclos y las emociones nace el grito primigenio del temor consciente y mi parte más antigua la que sabe de premoniciones es la que grita: ¡Madre! No estás. Quiero verte. ¡Madre! Tu muerte es mucho más que tres tanatologas y cien pastillas que dos renuncias capitales pecados laborales, que llorar con el mariachi y perderme en una canción que misas, trámites abogados y funerales. Tu muerte es terremotos internos bombas anatómicas huracán de avispas polvo de huesos. Todas...