Anoche volví a soñar con monstruos
cuando desperté
las cortinas se lanzaron
como almas de roca a mis piernas
Intenté patear el vacío
pero tras luchar, él logró asfixiarme
con miradas repletas de silencio,
con el sabor de setenta puntas de alfiler
La huida fue tan llena de noche
como dedos congelados de terror
en la inexistencia de un abrazo
de calor imaginario
Temo dormir, temo soñar
pero mas temo correr sin Luna
arrastrando el cansancio
como ojeras de fango
que pesan de muerte.
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