Es un hecho que dando, se gana. Mi experiencia con el Encuentro de Arte corporal Fonambules se condensó en una mezcla de varias emociones y aprendizajes, entre ellos: dejar ir algo con la paz de que me dio más de lo que yo pude dar, por que cuando me invitaron, me ofrecieron un micrófono abierto que esperaba desde hace mucho para poder expresarme. Y es que en la ilustración han admirado mi obra, me han dicho que soy buena en ello, y mas allá del ego, lo que amo de eso es poder llegar a la gente y hacerles sentir algo, asombrarse y cuestionarse, esto me llevo a regalar las postales con mis ilustraciones en vez de venderlas, no por que no valore lo que hago, sino porque creo que es un gesto amable, un "conóceme" soy esta, te invito a que lo hagas.
Valoro mucho la capacidad que el arte tiene de humanizar y es uno de mis fines como artista e ilustradora. Creo que por ello esta experiencia me llenó en muchos niveles, porque experimente el recibir una enorme gratificación como creadora, y también el dar a un ser maravilloso (Azucena mi artista escénica) el color y la energía mediante el arte, para que a través de ese nuevo cuerpo y metamorfosis ella también pudiera inspirar a otros con su baile, con la energía del movimiento de su cuerpo, con su entrega, en la que me vi reflejada, por ser la misma manera en la que yo me entrego al crear. Al final supe que lo rico de la experiencia iba más allá, me asombré de esa sublimación de niveles artísticos y humanos, de como, al desvanecerse en su cuerpo y transpirarse en su sudor, cobraron vida mis colores y trazos, y todo tuvo un nuevo sentido, sentí una gran libertad de saber que a diferencia de otras tantas obras en tinta sobre papel, guardadas, atesoradas, ésta, destinada a desvanecerse con agua, me dio algo mágico, y me sentí feliz de despedirme de ella y de abrazar con una inmensa gratitud al ser maravilloso que le dio vida. ¡Que ganas de volver a vivir esta experiencia! De volver a saborear lo efímero para lavarlo y quedarme con lo auténtico. *** Mi obra fue inspirada en el ser de la mitología japonesa Baku, el devorador de pesadillas, también caza los espíritus de la enfermedad y pestes. Generalmente descritos como quimeras, una combinación con la cabeza de un elefante, león, caballo, tigre y tapir. La plumas y los colores agregados fueron seleccionados para significar la placidez del mundo de los sueños y su psicodelia.
Valoro mucho la capacidad que el arte tiene de humanizar y es uno de mis fines como artista e ilustradora. Creo que por ello esta experiencia me llenó en muchos niveles, porque experimente el recibir una enorme gratificación como creadora, y también el dar a un ser maravilloso (Azucena mi artista escénica) el color y la energía mediante el arte, para que a través de ese nuevo cuerpo y metamorfosis ella también pudiera inspirar a otros con su baile, con la energía del movimiento de su cuerpo, con su entrega, en la que me vi reflejada, por ser la misma manera en la que yo me entrego al crear. Al final supe que lo rico de la experiencia iba más allá, me asombré de esa sublimación de niveles artísticos y humanos, de como, al desvanecerse en su cuerpo y transpirarse en su sudor, cobraron vida mis colores y trazos, y todo tuvo un nuevo sentido, sentí una gran libertad de saber que a diferencia de otras tantas obras en tinta sobre papel, guardadas, atesoradas, ésta, destinada a desvanecerse con agua, me dio algo mágico, y me sentí feliz de despedirme de ella y de abrazar con una inmensa gratitud al ser maravilloso que le dio vida. ¡Que ganas de volver a vivir esta experiencia! De volver a saborear lo efímero para lavarlo y quedarme con lo auténtico. *** Mi obra fue inspirada en el ser de la mitología japonesa Baku, el devorador de pesadillas, también caza los espíritus de la enfermedad y pestes. Generalmente descritos como quimeras, una combinación con la cabeza de un elefante, león, caballo, tigre y tapir. La plumas y los colores agregados fueron seleccionados para significar la placidez del mundo de los sueños y su psicodelia.
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