Mi alma, al final
no se vierte cómoda
en el espacio de cielos
sin Astrea,
ni juegos entre líneas.
Lloro con cada título
escrito con la magia
de la sangre vertida
en aquellos muros,
páginas blancas de ansiedad.
Desde aquí los árboles
parecen frágiles cabellos
moviéndose con el vaivén tempestuoso
de un piano medúseo
que late como explosión de pétalos
mares profundos en fuego
monstruos marinos
albergando un corazón
tejido con fragilidad
Mejor o peor, la sinceridad
es un espacio abierto
donde los extremos no se encuentran,
la oscuridad gravita y
quiero regresar a la cueva,
pero el vuelo no cabe en mi crisálida
cuando las alas se laceran
con la sal del miedo.
El ritmo, refugio de mis pies,
me persigue y florece,
se acelera mi vuelo
bajo un valle de notas y languidece
en la frágil idea de realidad
que reposa aferrada
a la libertad de tus caricias.
Se manifiesta la idea de escapar de mi,
nunca desapareció de la sed
de mis absurdos extremos
llenos de certeros sentidos,
recuerdan mi futuro y predicen mi pasado,
entonces acaricio con música los rayos
que se cuelan entre las hojas,
para ser una con el viento.
Se cruza en mi visión
la substancia polvo
p o l v o
resbala por mis labios
como balsamo de lírios
para convertirme en un bosque vítreo
en el momento en que se besan
la última nota y el silencio.
SELKET YHAY
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